25 ago 2012

La Curiosity que nos llevó a Marte.

El "rover" Curiosity está muy lejos, bueno comparado con las Voyager no tanto, de casa. Está muy sola, a penas una docena de artefactos humanos pueblan el mismo planeta. A Marte la mandamos, a Marte, una mochila con un par de bocatas, algo de literatura para que no se aburra, y venga, a conquistar otros mundos. El ingenio humano ya es capaz de enviar emisarios a otros mundos, imaginar por un momento la situación al revés: soy unos marcianos, y una civilización "extramarciana" envía un artefácto mecánico que con un láser, si amigos hemos mandado un tirachinas a otro planeta, destruye rocas: Por fin la especie humana da miedo a nivel interplanetario.

Representación de la sonda Curiosity
Lo terrible no es para los marcianos, que poco más o menos ya están acostumbrados a nuestros robots dejando huellas por su superficie, o los venusianos, que hace unos años se estuvieron riendo a mandíbula batiente de nuestros intentos por que nuestros robotijos sobrevivieran más allá de una hora en la superficie de nuestro "malvado" planeta gemelo. Lo terrible, como venía diciendo, es que además de enviar el trasto más grande que nunca hemos enviado a otro planeta, y con diferencia (pesa más que el buggy con el que los americanos hicieron el indio por la luna, y sigue ahí aparcado, verás tu el ticket de la O.R.A) Hemos probado una nueva forma de aterrizaje bastante compleja, poco sencilla para lo que se busca siempre en la ingeniería espacial, pero si que efectiva, no solo en Marte, si no en cualquier otro cuerpo planetario que queramos "invadir" a partir de ahora.

Pero comencemos por el principio de éste fabuloso viaje. Curiosity no fue creada, ni fabricada, ni siquiera ensamblada en Marte, eso hubiese sido muy caro y un poco absurdo si la podíamos montar allí no nos hubiese hecho falta... Bueno el caso es que una vez creada la Curiosity, había que mandarla a Marte, para eso los humanos (concretamente los humanos americanos "dueños" del proyecto) colocaron a la sonda marciana en un cohete chulo, de nombre aún más chulo: Atlas V (V del romano cinco, no que tenga un motor en V, eso lo dejaremos para los coches de La Tierra, de momento) hace ya unos meses, en concreto el día 26 de Noviembre de 2011. Y ya supondréis que no iba precisamente "despacio", así que calcular lo lejos que queda Marte si se tarda tiempo yendo a velocidad "echando virutas" desde La Tierra (y si que iba despacio, comparado con la velocidad próxima a 'c' que tendremos que alcanzar para viajes a otros sistemas solares).
Despegue del cohete Atlas V

Después de 9 meses navegando hacia Marte, esquivando pedruscos interplanetarios, aguantando la radiación solar y rezando para que ninguna proyección de masa coronaria acabase friéndole los circuito, llega lo difícil. Si amigos, lo fácil fue su lanzamiento y ponerlo más o menos a salvo en órbita en otro planeta, eso lo tenemos relativamente dominado, de vez en cuando hacemos cálculos en sistema imperial y programamos en sistema internacional... pero, las que menos. Lo peliagudo es hacer que algo aterrice sobre Marte, no por marte en sí, si no por lo complicado que es hacer aterrizar algo en un planeta, y más en el caso de Curiosity, donde probamos el método "Vamos a complicar la vida un poco". Normalmente se introducía al bicho en la atmósfera, se abrían unos paracaídas para frenar un poco la velocidad de empotre contra el suelo, y a una altura no muy elevada se inflaban unos air bags para amortirguar el leñazo que el bicho se iba a dar contra el suelo, era la solución "elegante" en términos de vuelo espacial, lo más sencillo suele ser lo más fiable. Pero Curiosity ha abierto un nuevo paradigma, utilizando un método que a mi me gusta llamar "La grúa alienígena".

Secuencia de llega de Curiosity a Marte


Secuencia de amartizaje: El módulo que contiene a la grúa y la sonda en si, se desprenderá de la nave que los llevó hasta Marte, una vez en la atmósfera desplegará un paracaídas, se desprenderá del paracaídas y la cubierta a la que éste va sujeto, encenderá unos retro-cohetes que primero estabilizarán la velocidad, luego a una aceleración constante irán frenando el conjunto, para luego "detener" la caída, mientras la sonda, con un sistema de cables desciende hasta tocar tierra, una vez asegurado el amartizaje, los cohetes seguirán funcionando para mandar a tomar por saco la "grúa" y que no moleste para el resto de la misión.

En siguientes capítulos os contaré qué demonios hace allí y por qué andamos amenazando con un "láser" a los pobres marcianos. Y por qué más misiones como estas son fundamentales para la supervivencia de la raza humana, aunque sólo sea para gastar dinero en ellas y no en armas.








2 comentarios:

Unknown dijo...

Somos así, nos gusta hacernos notar jajaja tenemos un pequeño problema en la mente que sólo nos deja pensar en invadir y conseguir el poder. Conquistadores desde que nacemos ;)
Besitos villano.

Unknown dijo...

Más que la conquista, es el siguiente paso: salimos de las cuevas, vimos fuego más allá de las montañas, cruzamos ríos, mares, océanos, subimos a lo más alto, fuimos más al Norte, más al Sur que ninguno... ya no había desafíos ni nada desconocido en nuestro hogar, el siguiente paso es salir fuera, porque entre otras muchas y peregrinas razones, fuera está nuestro futuro.